Hotel Natura

Cuando te presentas a un concurso —como fue este caso—, sin conocer al cliente, tienes dos opciones: hacer un proyecto estándar para intentar satisfacer el gusto medio, o bien lanzarte a la piscina, apostar radicalmente por lo que consideras mejor para la ocasión. Y así lo hicimos, diseñar un hotel que aportase a Lleida un servicio moderno de hostelería, con una arquitectura armónica y congruente con su ubicación. La reputada promotora Eizasa, finalmente apostó por este concepto. Aprovechando la forma puntiaguda del solar y que éste aborda el principio de una gran avenida sobre una rotonda, decidimos enclavarnos en ese ángulo y deslizar el volumen con formas curvas hacia el resto del solar. De ahí surgió una hoja, o una lágrima, que lograba diversas funciones: independizarse del resto de construcciones en línea, apuntar hacia la avenida de entrada a la ciudad y distribuir las habitaciones en atrio a su alrededor. Conseguida la volumetría que permitía los usos y encajaba en la ciudad, era necesario darle una piel sugestiva. La fachada es finalmente la repetición de la forma ojival, pero con una escala y colocación aparentemente desordenada, y que tiene el efecto de borrar el numero de plantas y desdibujar la escala. Un gran hall iluminado da la bienvenida al huésped bajo un gran patio que lleva hacia una planta de salones y salas de reuniones. En la planta cubierta, una terraza con piscina se abre hacia el sur en panorámica.