Centro de ocio Zig Zag

Fue el primer centro destinado a uso lúdico y de divertimiento —no comercial— de España y contenía un multicine de diez pantallas. La atrevida inmobiliaria Layetana desestimó hacer un hotel para inventar esta nueva tipología. La idea motriz fue muy clara: la fachada sería una gran cortina urbana, y dentro, al descorrer el telón, una serie de plataformas en grada recortadas configuraría los espacios y las terrazas de los diversos locales. De esta forma, se podría recorrer este laberinto por caminos siempre diversos, creando un gran anfiteatro donde ver y ser visto. La fachada se resolvió de forma muy sencilla: una superficie reglada, donde un perfil estrusionado que se iba inclinando progresivamente para crear el efecto curvo. Además servía para tapar todas las conexiones e instalaciones de los diversos locales, que obviamente vuelcan su fachada principal hacia dentro del espacio central y no hacia la calle, reservada para pasar servicios. En el centro de la edificación se situó una gran plaza, con un estanque que servía de escenario natural hacia todo el complejo. Una jungla urbana para la diversión, con vericuetos y circuitos para poder deambular a gusto, entre una cascada de vegetación, la sombra de los voladizos y la animación de las terrazas.